por La Biblioteca del Archivo
Para entender el contexto en el que se inserta la firma del Tratado de Tordesillas hay que retroceder hasta el año 1453, cuando el Imperio Otomano conquistó Constantinopla, capital del Imperio Romano en Oriente. El máximo perjudicado por este revés fue el comercio marítimo de larga distancia, como por ejemplo, la ruta de las especias que pasaba por todo el Imperio Bizantino. Por ello, los reinos europeos buscaron rutas alternativas que paliasen esta caída comercial con Oriente.
Los navíos lusos fueron los primeros que remontaron la costa atlántica, y conquistaron las Islas Azores. Rápidamente el reino de Castilla, cuya expansión chocaba con la portuguesa, se puso en guardia y entre ambos reinos surgió una rivalidad, que se trasladaría desde el mar a tierra firme; pues surge entre ellos un conflicto sucesorio por el trono castellano tras la muerte de Enrique IV: Isabel La Católica y Juana La Beltraneja aspiran a ser las sucesoras. El marido de La Beltraneja,, Alfonso V, rey de Portugal, invadió Castilla con el objetivo de reclamara para sí y para su esposa el trono castellano. Este intento de anexión terminó con las derrotas portuguesas en las batallas de Toro (1496) y la de La Albuela (1479), situación que provocó la firma del Tratado de Alcaçovas (1479).
Con dicho tratado se pone fin a la guerra de sucesión, surgida tras la muerte de Enrique IV por el trono castellano, y se reparten los derechos de navegación y conquista del Océano Atlántico: el reino de Castillas, así como las Islas Canarias, serían para los Reyes Católicos, mientras que Madeira, Poro Santo, las Azores y las Islas de Cabo Verde, junto al derecho de conquista del reino de Fez y el derecho de navegación al sur del paralelo de las Canarias serían para Portugal.
Los problemas surgen de nuevo entre los dos reinos al desembarcar Cristóbal Colón en Lisboa, triunfante tras su primer viaje, y ser recibido por el rey Juan II de Portugal en Valparaíso (9-3-1493). Este le advierte de que las tierras que acaba de descubrir pertenecían a Portugal si se hallaban al sur del paralelo de las Canarias, según lo estipulado en el Tratado de Alcoçavas. Los Reyes Católicos, por su parte, se manifestaron en contra totalmente, aduciendo que la navegación se había efectuado siempre al oeste.
Fue suficiente para que ambas Coronas entratan en un nuevo conflicto; para intentar solucionarlo los Reyes Católicos recurrieron al veredicto papal (la arraigada tradición teocrática de los pontífices romanos imponía la aceptación de su arbitraje en el mundo cristiano en asuntos territoriales). Este intento se concreta en la promulgación por el Papa Alejandro VI de tres bulas en 1493: la "I Inter Caeteras" se establece que todas las tierras descubiertas por Colón y las que posteriormente se descubran serán para Castilla; en la "II Inter Caeteras" se modifica el sentido de la primera y se fija una línea a 100 leguas ala oeste de las Azores y Cabo Verde que define el dominio marítimo y terrestre de Castilla; en la "III Eximiae devociones" no se menciona en absoluto las segunda y se ratifica lo señalado en la primera, ampliando los dominios asignados a los castellanos, y además se decreta la excomunión para todos aquellos que osasen a viajar a las Indias sin autorización de los Reyes Católicos.
Las prerrogativas derivadas de las bulas Alejandrinas no satisfacieron a Juan II de Portugal, pues el Nuevo Mundo quedaba en su práctica totalidad para los reyes castellanos. Pero ninguno de los dos reinos deseaba iniciar una nueva guerra y, además el Papa Alejandro fue amenazado por Carlos VII de Francia lo que motivó una larga serie de contactos y negociaciones que se materializaron en 1494, en la villa de Tordesillas, se firmaba entre Castilla y Portugal el tratado que, por medio de una "raya" trazada de polo a polo, 370 leguas al oeste de las Islas de Cabo Verde, el hemisferio oriental se adjudicaría a la Corona de Portugal y el hemisferio occidental a la Corona de Castilla.
Sin duda, este Tratado constituye una de las claves de la Historia Universal por cuanto determina la configuración actual de América del Sur. Su extraordinaria importancia ha dado lugar a que haya pasado a un plano secundario otro pacto firmado también en Tordesillas y en el mismo día`por lusos y castellanos, en el cual se dividieron asimismo el Reino norteafricano de Fez con miras a futuras conquistas, y regularon los derechos de pesca y navegación por la costa africana desde Cabo Bojador hasta Guinea.
Si estás interesado en obtener más información, en nuestra Biblioteca disponemos de amplia bibliografía sobres el tema: Tratado de Tordesillas, recoge una reproducción facsímil de ambos Tratados, con un estudio sobre los mismos (de donde he extraído la información para este texto) ; El arte en la época del Tratado de Tordesillas; La paz y la guerra en la época del Tratado de Tordesillas.
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