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miércoles, 1 de junio de 2011

Breves reflexiones sobre la profesión de bibliotecario en la actualidad

Por el Museo Etnográfico de Castilla y León


Como algunos ya sabéis, la pasada semana la compañera del Museo de Zamora y un servidor asistimos a las XII Jornadas Españolas de Documentación, organizadas por la Federación Española de Sociedades de Archivística, Biblioteconomía, Documentación y Museística (FESABID).

Además de participar activamente en el Foro Sectorial de Bibliotecas de Museos presentando el proyecto Bibliotecas Especializadas de Zamora y la Lista de Distribución MUSAS (de la que os hablaremos en los próximos días); aprovechamos nuestra asistencia al congreso para asistir, a veces a la carrera, a conferencias, talleres, foros y mesas redondas que se celebraban de continuo.

Así, con toda esta información fresquita aún en la cabeza, me voy a permitir el lujo de daros la lata con unas breves y sencillas reflexiones sobre la maravillosa profesión que desarrollamos los bibliotecarios, sobre lo que somos o sobre lo que queremos ser.

a) Durante las conferencias y sesiones escuchábamos atónitos (yo por lo menos)  un montón de terminología rara y de nombres rimbombantes para denominar nuestro trabajo… Records manager, gestor de información, gestor de flujos informativos, mediadores informativos…
El caso es que aún no se que tiene de malo llamarnos bibliotecarios, yo estoy muy orgulloso de definirme así, pero a este paso, dentro de poco me veo como en las reuniones de Alcohólicos Anónimos… “Hola, me llamo Emilio y soy bibliotecario…” , a lo que el resto responderá “Tranquilo amigo, eso se cura…”

b) Mucha de esta terminología procede de lo que los especialistas en el tema denominan “Bibliotecario 2.0”, algo así como la nueva era de la profesión. Dentro de este revoltijo de palabrotas una destaca por encima de todas: “community manager” (CM), podríamos definir al CM como a un profesional de la información que se encarga de gestionar todo el espectro 2.0, es decir, blogs, redes sociales, webs, etc. La pelea está ahora en decidir quien ha de hacerse cargo de este trabajo, si bibliotecarios, documentalistas, periodistas, informáticos…
Lo que parece que nadie se da cuenta – o no se quieren dar cuenta -  es que las tareas de "CM" llevamos ya casi un par de años asumiéndolas un montón de bibliotecarios sin estar bautizados oficialmente como "CM". Entonces, ¿soy bibliotecario o soy "CM"?, ¿si me defino como "CM" me pagará más mi empresa?...
El hecho es que muchos bibliotecarios han asumido está función por la sencilla razón de que si no lo hacíamos nosotros no lo hacía nadie.
Pero claro, además de eso catalogamos, atendemos consultas, preparamos bibliografías, mantenemos la biblioteca en perfecto estado de revista…

c) Seguimos enlazando reflexiones, uno de los ponentes en una mesa redonda creo que dio en el clavo al afirmar que “hay que utilizar la tecnología sin que ella nos utilice a nosotros”
Me temo que a día de hoy un gran sector de la profesión está más centrado en que un internauta de Japón o de Australia vea lo bien que uno tiene el facebook de la biblioteca que del usuario real que tiene en la puerta de al lado. Esto, en mi humilde opinión, es el cogollo de la frase citada anteriormente. Es decir, muy sutilmente los bibliotecarios (y otras profesiones) estamos siendo utilizados por la tecnología sin darnos ni cuenta… Preciso más, evidentemente tenemos que mantener y emplear un facebook, un twitter y un montón herramientas más que sin duda son válidas y dan muy buenos resultados, pero sin que ello justifique por si solo nuestro trabajo. Veo que hay muchos profesionales que prefieren un “me gusta” virtual que un “gracias” real.
El problema es que “la tecnología” tiene nombres y apellidos, se llaman Facebook, Twitter o Google e investigando por la red podemos ver como los primeros usos del término "CM" proceden de analistas situados en torno a Silicom Valley… Como dice Iker Jiménez en su nave del misterio... "¿Casualidad?, no lo creo....".
Entonces, ¿les utilizamos o nos utilizan?

d) Finalmente, y para terminar estas reflexiones sin mucho reflexionar… Se habló mucho de "posicionamiento". Esto más o menos quiere decir, que el documentalista que controle de herramientas que posicionen sus productos por encima de otros similares será un trabajador muy valorado en su empresa. Evidentemente trabajamos para quien nos paga…
Pero claro, aquí también podemos plantearnos un debate ético y deontológico de primer orden. Cuando estudiaba para esto se nos decía que un documentalista es un canal entre el usuario y las fuentes para ofrecerle información de calidad. El caso es que ahora se nos dice que lo que hay que hacer es meterle unos tags y unos metadatos tan estupendos y tan bien puestos que logren posicionar arriba del todo un producto que quizás nunca lo mereciera por su baja calidad.

En fin, es cierto que la entrada al blog de hoy está repleta de escepticismo. Prometo otro día hablar de las fantásticas personas que allí conocimos, de algún reencuentro y de las miles de cosas positivas que implica ser bibliotecario.

En cualquier caso, nunca perdamos el sentido del humor: CM_El Mundo today

Bueno, termino por hoy que tengo que actualizar el facebook del Museo…

2 comentarios:

  1. Me gustaría responder a tus reflexiones de un modo muy simple, a ver si puedo. Llevo más de 20 años en la profesión (desde aquél curso en la BN de 1985/86). La aparente disociación entre vida real y vida virtual sólo es una máscara que intenta mostrar en una pantalla las posibilidades del mundo real. Como cuando uno -quién sabe en qué bajos momentos- ha usado un match cualquiera para conocer posibles...
    Estimado compañero, el trabajo real es con el usuario. El boca a boca. Pero la oportunidad real de agrandar las posibilidades reales está en internet.
    Un abrazo cariñoso,
    Isabel, actualmente en el Museo de Málaga
    (yo también estuve allí, pero me tuve que pagar la cuota diaria de mi bolsillo)

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  2. Hola, me encantó tu análisis, lo encontré refrescante.
    Quisiera preguntarte algo, soy una estudiante de letras que planea cambiar pronto la dirección de sus estudios para ser una tal vez simple, pero muy feliz bibliotecaria. Mi problema surge en que tengo que decidir entre estudiar en la Biblioteca Nacional y la Universidad de Buenos Aires. Todos en mi familia me recomiendan la UBA porque me dicen que parece más completo, pero encuentro el programa de la BN más de mi agrado, puesto que no me atraen mucho las especializaciones que da la UBA y yo quiero ser simplemente una bibliotecaria ¿Qué recomendarías? ¿Debo enfocarme en lo que a mí me gusta? ¿O pierdo posibilidades de ser bibliotecaria si no estudio en la UBA?
    Desde ya muchas gracias.

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