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miércoles, 8 de mayo de 2013

El tónico curalotodo

Por Biblioteca del Museo Etnográfico de Castilla y León

Cada vez que repaso periódicos viejos me llama la atención la publicidad de los tónicos curalotodos y los elixires fantásticos que arreglaban cualquier mal que una persona pudiera tener.

Todos los diarios del primer tercio del siglo XX abundaban en este tipo de publicidad y sin ir más lejos, la prensa zamorana también hacía caja con estos anuncios. 

Lo mejor del anuncio es la diferencia entre los que toman el tónico y los que no...

Así, en un ejemplar del Heraldo de Zamora de 1901 podemos descubrir las bondades del Tónico Koch, que se vende a 9 pesetas en las “buenas boticas y droguerías del mundo”. La verdad es que 9 pesetas de la época era un auténtico “pastizal”, pero claro, si hacemos caso a todos los males que cura sale hasta barato. 

Para el hombre, el tónico Koch soluciona dolores de cabeza, estreñimiento,  nerviosismo, impotencia y hasta pérdidas seminales en sueños. Pero lo que más me llama la atención es que cura… ¡hasta el aburrimiento!

Para la mujer no es menos efectivo, la esterilidad, el flujo blanco, el histerismo, la irregularidad menstrual, las jaquecas pertinaces y hasta las ganas de llorar.

Los niños también son potenciales usuarios del Tónico Koch, el “encanijamiento” o la “cabeza grande” también pueden ser tratadas.
Los pequeños de la casa tenían productos específicos para el raquitismo, la anemia o la inapetencia. Así, la ‘Emulsión Espinar’ a base de aceite de hígado de bacalao era el producto de moda.



El tal Koch, además de este tónico, también propone perlas depurativas y cápsulas para enfermedades venéreas, impotencia y problemas de orina al módico precio de tres pesetas y sales Koch para el mal de orina, el catarro de la vejiga y riñones o la orina turbia y la incontinencia. Las sales son ya siete pesetas, oiga.

Más modestos en cuanto a sus indicaciones son los elixires estomacales y en este ámbito el ‘Elixir Saiz de Carlos’ no tiene rival.



La pomada Barachol era la favorita de los enfermos con problemas cutáneos y especialmente para el tratamiento de los granos, ya que además eliminaba los picores.



El caso es que en este asunto no se ha evolucionado tanto; más de un siglo después, aún vemos en la prensa curiosos anuncios que prometen solucionar determinados problemas facil y rapidamente...

Este anuncio aparece con mucha frecuencia en la portada de los diarios deportivos y del ABC y La Razón




martes, 21 de febrero de 2012

Enfermedades primitivas

Por la Biblioteca del Museo de Zamora

Bueno, esta mañana otra vez -5ºC! Menudo invierno de bajas temperaturas estamos teniendo… Así uno no termina de curar el catarro, gripe, resfriado común o lo que sea.
Y como estos días me están rondando los virus y no terminan ni de instalarse ni de marcharse, se me ocurrió buscar que teníamos en nuestras estanterías acerca de las enfermedades de los hombres primitivos.

Así, en una búsqueda general, encontré la obra “Paleopatología : los primeros vestigios de la enfermedad”, de Domingo Campillo. Obra sobre paleopatología, ciencia que estudia la presencia de enfermedades en los restos humanos, animales y vegetales procedentes de tiempos antiguos. Así, la publicación versa sobre la evolución humana y las enfermedades que se han detectado al analizar los restos humanos encontrados en diversos yacimientos a nivel mundial. La paleopatología nace junto a la prehistoria, cuando al principio del siglo XIX, el estudio de los restos fósiles dio lugar al origen de la paleoantropología, pero a la vez se valoraban las características morfológicas de nuestros ancestros donde también se tuvieron en cuenta las alteraciones esqueléticas no relacionadas a la diversidad anatómica o evolutiva y se buscó la interpretación patológica de las mismas.

Así, con los estudios de los restos mediante diversas técnicas, se han podido detectar malformaciones y afecciones congénitas, enfermedades como la tuberculosis osteoarticular, enfermedades parasitarias tan actuales como los piojos,…tumores benignos y malignos,… También traumatismos relacionados con actividades habituales, donde los esfuerzos violentos o continuados originaron pequeños o importantes derrames hemorrágicos intramusculares que se infiltraron en los tejidos y que en su proceso de cicatrización se calcificaron. También reuma y artritis sufrían nuestros primitivos, incluso con el estudio de los restos donde se puede apreciar una sobrecarga ósea, lo que representa que algunos sufrían de obesidad. Además, se han llevado a cabo análisis en cráneos que han detectado indicios de sinusitis.

Como vemos, lo mismo que sufrían los antiguos habitantes del planeta es muy similar a las enfermedades actuales.
Y como colofón, y el pañuelo en la mano, reseñar la cita que en el capítulo II de la obra, Campillo dice: “Si desconocemos como fueron las enfermedades en el pasado ¿podremos algún día llegar a predecir su futuro?