jueves, 23 de junio de 2011

SÃO JOÃO EM OPORTO

Por la Biblioteca de la Fundación Rei Afonso Henriques

Oporto celebra la noche de San Juan como un ritual. Las verbenas surgen por todos los rincones y la música anuncia una noche de fiesta imparable. La ciudad se impregna del olor a  sardinas asadas. La noche del 23 al 24 de junio en Oporto es la noche de la alegría por excelencia. Durante esta madrugada se celebra el día de San Juan y el santo se merece una fiesta por todo lo alto.
La fiesta de San Juan en la ciudad Invicta –denominación que Oporto se ha ganado por haber resistido a todas a las invasiones a lo largo de la Historia– tiene una tradición secular, que está relacionada con la celebración de los Santos Populares en todo el territorio portugués. Durante el mes de junio el país celebra los días de San Antonio, San Juan y San Pedro, y todas estas fechas suponen noches de fiesta.
San Antonio se apodera de Lisboa la noche del 13 de junio; después le llega la vez a San Juan, y por fin, el 29 de junio, San Pedro distribuye sus gracias un poco por todo el país.

Para empezar la noche es obligatorio cenar antes. Pero la cena significa sentarse en un «arraial», bajo los farolillos de colores que adornan las plazas donde se montan los restaurantes, pedir sardinas con ensalada de pimiento y una jarra de vino tinto.

Después de cenar, sin olvidarse de tomar el «cimbalino» (café expreso, delicioso), llega el momento de bajar al puente D. Luís, en la zona de la «Ribeira», a orillas del Duero, el eterno compañero de Oporto. Aquí, a las doce de la noche empiezan los fuegos artificiales que caracterizan a las fiestas populares. Pasado el estrépito y el espectáculo de lucecillas de colores reflejadas en el agua del río, empieza la noche...

En casi todas estas paradas se encontrará también una hoguera, que habrá que saltar sin quemarse, por lo menos una vez. Esta es otra de las tradiciones más arraigadas de la noche de San Juan. Es como si la ciudad se iluminara en un ataque de combustión espontánea y todo el mundo saliera a la calle para presenciarlo.

El ritual de saltar el fuego está relacionado con la asociación de San Juan al Sol. También encuentra su origen en la práctica ancestral de reproducir al astro-padre en la Tierra, como homenaje a los beneficios que nos trae. Por otra parte, representa el fuego de la virilidad y su poder protector. En el Algarve, al sur de Portugal, las madres pasaban a sus niños enfermos o debilitados sobre las llamas para protegerlos de los males.

Que nadie se asuste si algún desconocido le golpea la cabeza con un «martelinho» de plástico de colores que hace ruido. Mejor un objeto de plástico que un puerro, como se hacía en un principio, pues según mandaban las reglas de antaño.
En las manos y en las bocas del mundo están también los «mangericos», tiestos con plantas de albahaca adornadas con un clavel de papel que, a su vez, sostiene una banderilla donde se pueden leer unos versos:

«Hasta los moros en la morería
celebran San Juan.
Cuando los moros lo celebran
¿los cristianos qué harán?».

Parte de la fama de estos patronos tan queridos por los portugueses se debe a que los tres son impulsores del amor o santos casamenteros, como se les suele denominar. De todos ellos, el más poderoso es San Juan, por el fuego de la pasión y el aura de virilidad que representa.

Hoy ya es un poco tarde para ir hasta Oporto pero queda todo el verano para conocer esta maravillosa ciudad tan cercana a nosotros. Podéis contar con toda la información sobre ella en la Biblioteca y aquí os dejamos un vídeo para que veáis lo que son los “martelinhos”…


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