Por la Biblioteca del Museo Etnográfico
de Castilla y León
Poco a poco nos
vamos acercando al invierno y es precisamente
en invierno cuando podemos disfrutar de las mascaradas, sin duda una de
las manifestaciones de cultura popular más interesantes que podemos disfrutar. Siguiendo
las tesis de Caro Baroja o de Abade de Baçal, las mascaradas de invierno están
vinculadas a la fiesta romana del dios Jano, el dios de las transiciones y los
pasajes, del tránsito de un estado a otro. Además, se relaciona directamente
con el primer mes del año (january, enero, janer…). Quizás en un futuro ‘post’
de este blog podamos hablar más de esto.
Giuseppe Arcimboldo. El Invierno (1573) |
Zamora es la
provincia de España que más rituales conserva. Quien quiera puede dedicar las
fechas navideñas para realizar un inolvidable recorrido carnavalesco comenzando
por San Martín de Castañeda y pasando por Sanzoles, Pozuelo de Tábara, Ferreras
de Arriba, Montamarta o Riofrío y Sarracín de Aliste.
Pero hoy nos
vamos a centrar en «El gallo del Carnaval», celebración pagana que se viene
desarrollando desde siempre (salvo los años en que se prohibieron este tipo de
celebraciones) en la localidad burgalesa de Mecerreyes. Como en todas las
mascaradas, todo el pueblo se implica en el festejo, pero siempre destacan una
serie de personajes por su estrafalaria vestimenta.
Y es
precisamente en estos personajes y en su vestimenta en lo que hoy nos vamos a centrar.
Desde mañana, miércoles 21 de noviembre inauguramos en el Museo Etnográfico de
Castilla y León la exposición «Espíritu de invierno: mascaradas de Mecerreyes», producida por la Fundación Silos y que nos ceden hasta el próximo mes de abril.
En 10
fotografías de gran formato (1,50 m x 2.25 m) el fotógrafo Enrique del Rivero
recoge los diferentes seres demoníacos y zoomorfos que el domingo de carnaval
pasean por la localidad burgalesa de Mecerreyes. Estos peculiares personajes aparecen
fotografiados sobre un fondo negro, aislados de su entorno, lo que resalta más
la fuerza y la vistosidad de los trajes elaborados a base de paja, tela de
saco, hojas, ramas, cuernos e incluso elementos vegetales.
Concebimos esta
muestra en el Museo Etnográfico de Castilla y León como una “instalación” en la
Planta 0 de la Exposición Permanente, dedicada al «Tiempo y los Ritos»,
estableciendo un diálogo fotográfico con las piezas expuestas en esta sala.
Las dimensiones
de las fotografías positivadas permiten apreciar al detalle cada uno de los
elementos que conforman estas peculiares vestimentas y eso ya de por si es
interesante. Sin embargo, lo que hace especial esta colección de fotografías es la soledad del personaje aislado del
conjunto de la celebración. Estamos acostumbrados a ver estos peculiares
“seres” saltando, brincando y corriendo, interpretando cada uno su papel dentro
de la mascarada y rodeados de público. Sin embargo, observar cada uno de esos
personajes desde la más absoluta individualidad del mismo es una experiencia
totalmente diferente.
Casi casi
podemos mirarnos directamente a los ojos…
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