Por Biblioteca del Museo Etnográfico de Castilla y León
Ya os hemos contado en varias ocasiones lo importante que son para las bibliotecas especializadas las donaciones de nuestros usuarios.
Como sabéis los presupuestos en las bibliotecas empezaron a parecerse a “El increíble hombre menguante” tras ser cubiertos por esa niebla radioactiva de la tan famosa peli. Dicen que la niebla ya se va pero el caso es que los presupuestos para las biblios siguen menguando…
Entonces, haciendo un símil, de nuevo es la sociedad civil mediante oenegés o mediante iniciativas personales (o como sea) la que cubre las necesidades allá donde a veces no se ven cubiertas por quien debiera hacerlo. En nuestro caso, esas organizaciones caritativas se llaman donantes y por lo general son muy bien recibidas.
Ya os hemos contado en varias ocasiones lo importante que son para las bibliotecas especializadas las donaciones de nuestros usuarios.
Como sabéis los presupuestos en las bibliotecas empezaron a parecerse a “El increíble hombre menguante” tras ser cubiertos por esa niebla radioactiva de la tan famosa peli. Dicen que la niebla ya se va pero el caso es que los presupuestos para las biblios siguen menguando…
Entonces, haciendo un símil, de nuevo es la sociedad civil mediante oenegés o mediante iniciativas personales (o como sea) la que cubre las necesidades allá donde a veces no se ven cubiertas por quien debiera hacerlo. En nuestro caso, esas organizaciones caritativas se llaman donantes y por lo general son muy bien recibidas.
El caso es que hoy me divierto trabajando con una de las últimas donaciones recibidas por esta biblioteca y sí, me divierto, porque disfruto echando un vistazo a unas cuantas novelitas de vaqueros y otras tantas romanticonas.
Son esas novelas de quiosco, que han constituido un género literario por sí mismas y que durante décadas han facilitado el acceso a la lectura a generaciones de españoles que podían comprar por poco dinero unas cuantas novelas con las que disfrutar de aventuras por desiertos remotos y montañas lejanas acompañando a enmascarados justicieros…
Incluso, se me ocurre que a lo mejor estas pequeñas novelas lograron que unas cuantas mujeres dejaran de ser marionetas del destino por culpa de un marido vulgar y empezar una nueva vida, evitando que la historia se repita para no acabar con el alma ausente…
No hay comentarios:
Publicar un comentario