La pasada semana comentaba muy brevemente los mandatos generales de la Regla de San Benito, ora et labora.
Buscando por ahí un poco sobre el tema encontré en Internet el contenido de la Regla. Está estructurada en 73 capítulos. En un par de ellos, el cap. 38: Del lector semanero o El lector de la semana y el cap. 48: Del trabajo de manos o El trabajo manual de cada día habla de lo importante que era la lectura en la vida monástica e incluso marcaba el tiempo que debían leer los monjes, que uno de ellos se dedicaba a leer mientras los demás comían, que era en Cuaresma cuando se repartían los libros, que debían “leer ordenada e íntegramente”...
Estos libros de oras se guardaban en el armarium. En el Monasterio de Santa María de Moreruela lo encontramos en un hueco que está al entrar al claustro desde la iglesia. Con el paso del tiempo este espacio fue transformado en lucillo sepulcral para acoger los restos de los nobles benefactores del monasterio, Juan Vela y Fernando Ponce de Cabrera (referenciado por una cabra grabada en una de las dovelas (elementos que forman el arco).
Con el paso del tiempo se habilitó otra zona como biblioteca, probablemente tras la ampliación y las reformas que en el siglo XVII llevaron a cabo en el monasterio para adaptarlo a las nuevas necesidades y al número de monjes que lo habitaban.
La biblioteca se halla en el extremo norte, sobre la pieza conocida como bodega, fuera del trazado del claustro reglar. Redescubierto en las excavaciones de 1999, se accede a ella desde la planta alta a través de un pasillo que comunica celdas y refectorio. Existen restos de un banco corrido y de varios estantes adosados a las pareces, realizados con yeso y decorados con diversas molduras. Éstos al ser de un material tan frágil como es el yeso, para protegerlos se han forrado con unas cajas de ladrillo, forrado con piedra caliza imitando su forma original.
años 1989 y 1994 |
Estas intervenciones y otras se han realizado con el fin de consolidar los restos e intentar la recreación de los espacios del monasterio.
Me voy a permitir una opinión muy personal! Han dejado el Monasterio de Santa María de Moreruela fenomenal. Lo he visitado en multitud de ocasiones y claro, comparando visitas se puede valorar el trabajo realizado, de cómo estaba a cómo está. Recomiendo para ver este cambio la publicación Moreruela : un monasterio en la historia del císter.
Y además invito a quien no haya ido recientemente o no lo conozca a visitarlo, se deje llevar por la imaginación, y que ésta le traslade a aquellos tiempos en los que los monjes paseaban por sus pasillos y patios, con sus libros de oras debajo del brazo.
¿Se me nota que siento cierta debilidad por este espacio?
ire a verlo ahora, aunque yo prefiero la ruina ruinosa
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