Todos a los que nos gusta disfrutar de un buen rato de
pedaleo sabemos que - además de ser bueno para el corazón, la salud y todo eso –
reporta una serie de beneficios intangibles o imponderables difíciles de
explicar.
En bicicleta podemos disfrutar más de los paisajes por los
que pasamos y estamos más receptivos y más sensibles a los detalles que van
apareciendo delante de nosotros.
Así, casi sin querer, aparecen ante uno pequeñas maravillas
que te alegran el día y que la mayor parte de las veces nos pasan absolutamente
inadvertidas.
Por ejemplo, pedaleando por el Canal de Castilla, a la
altura de Corcos (Valladolid) te encuentras la esclusa 40 del canal, rodeado
por las ruinas de la vivienda del esclusero y una antigua harinera también ya ruinosa.
Disfrutando de este maravilloso conjunto un cartelito llama la atención y si te
acercas podrás leer un bonito mensaje que una mano anónima ha dejado para el
visitante:
"Dejar el mundo mejor de lo que lo encontramos debe ser nuestra labor" |
Pedalear despacito y sin prisas por los pueblos que se van
cruzando en tu camino es otro de esos pequeños placeres que te da la bicicleta
y que te dejan curiosidades para el recuerdo. Este último domingo, sin ir más
lejos, mientras buscábamos una panadería en Renedo de Esgueva (Valladolid)
apareció esta maravillosa tienda que vende libro viejo, vinilos y antigüedades de
todo tipo.
La tienduca merece una visita y lo que sin duda merece estar
en un blog de libros y bibliotecas es poder comprar un kilo de libros a muy
buen precio…
En Renedo de Esgueva (Valladolid), a cinco euritos el kilo |
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