Por la Biblioteca del Museo Etnográfico de Castilla y León
El pasado viernes una de mis compañeras pedía por aquí unas cañitas, hoy vamos a optar por tomar unos vinitos…
Vinos en España hay muchos y muy buenos, pero quizá pocos con la reconocida fama del vino de Toro y que, como veremos, ya viene de antiguo.
Son numerosas las referencias escritas que mencionando al vino de Toro aparecen en la literatura, destacamos unas pocas:
Señala Luis Cortés que la primera mención al vino de Toro se halla en el ‘Poema de Alfonso Onceno’ o ‘Crónica rimada de Alfonso XI’, escrito en 1348 por Rodrigo Yáñez. En él, narra el poco honroso hecho del asesinato de don Juan el Tuerto, tío y tutor del rey, perpetrado en Toro el día de Todos los Santos de 1326, y en la que se cita a Toro como la fuente del vino, dice así:
“Aquesto dixo Melrin
el profeta de Oriente.
Dixo: el león de Espanna
de sangre fará camino;
matará el lobo de la montanna
dentro en la fuente del vino.
El león de Espanna fue el buen rey ciertamente,
el lobo de la montanna
fue don Johan el su pariente.
El rey cuando era ninno
Mató a don Johan el Tuerto,
Toro es la fuente del vino
A donde don Johan fue muerto”
En ’El libro del Buen Amor’, el Arcipreste de Hita, Don Juan Ruiz, parece que tiene en gran aprecio el caldo toresano:
Et aun vos diré más de quanto aprendí,
do an vino de Toro, non envían baladí,
desque me partí d'ellas, todo este viçio perdí
quien a monjas non ama, non vale un maravedí.
Fernando de Rojas, en La Celestina , editada por primera vez en 1499, escribe:
“¿Pues, vino? ¿No me sobraua de lo mejor que se beuía en la ciudad, venido de diuersas partes, de Monuiedro, de Luque, de Toro, de Madrigal, de Sant Martín e de otros muchos lugares, e tantos que, avnque tengo la diferencia de los gustos e sabor en la boca, no tengo la diuersidad de sus tierras en la memoria”
En 'Sevillana Medicina', editada en 1545 y escrita por el afamado doctor Monardes se afirma:
“El mejor vino que se ha aquí bermejo es el de Toro; este es caliente y seco en segundo grado, y es de gran esfuerzo y de gran gobierno”
Lope de Vega se refiere también al vino de Toro en su comedia 'El abanillo', dice así:
A mí por Toro y por Coca,
uno bravo y otro mico ;
quiero decir en romance :
uno blanco y otro tinto.
¡ Esto es hecho !
Góngora, en el poema 'Una moza de Alcobendas' se manifiesta siempre irónico:
En el dedo de un doctor
engastado en oro vi
un finísimo rubí,
porque es siempre este color
el antídoto mejor
contra la melancolía;
yo, por alegrar la mía,
un rubí desaté en oro;
el rubí me lo dio Toro,
el oro Ciudad Real.
¿hice mal?
engastado en oro vi
un finísimo rubí,
porque es siempre este color
el antídoto mejor
contra la melancolía;
yo, por alegrar la mía,
un rubí desaté en oro;
el rubí me lo dio Toro,
el oro Ciudad Real.
¿hice mal?
Quevedo, no se quedó atrás y en 'Los borrachos' se puede leer:
Echando chispas de vino,
y con la sed borrascosa,
lanzando en ojos de Yepes,
salen de blanco de Toro,
hechos reto de Zamora…[]
Debía ser Quevedo ferviente admirador del vino toresano porque en el romance Celebra el tiro con que dio muerte a un toro el Rey, nuestro Señor:
De Toro, Pater Eneas
se cardó sin saber leer;
y de la ciudad de Toro
que da buen zumo a la pez
Más de Quevedo:
Sed a sed los españoles
aguardaremos al Cid
que a pie bebemos a Toro
y a caballo San Martín
Tirso de Molina abunda en su obra 'Antonia García':
Pues no le va en zaga Toro;
do las madres son sus viñas,
las amas son sus tinajas
y los pechos sus espitas
No se trata de alarmar, pero el exceso de vino, aunque sea de Toro, puede provocar las consecuencias con que esta Aleluya datada en 1874 nos relata la vida del borracho |
Reproducimos ahora unos pocos versos de unas extensas coplas de ciego datadas alrededor del año 1533 y que bajo el título 'Coplas hechas sobre la abundancia del vino que Dios ha dado en el año de XXXI y en el año de XXXII' y que firma…oh, casualidad, Alonso de Toro, cojo para más señas…
En estas coplas, que recoge hace una relación de todos los vinos españoles que se producían en el siglo XVI, nos ceñimos a los versos zamoranos:
En Villalar y Pedrosa,
Bozales y san Román,
ya no vale el vino cosa,
casi de balde lo dan;
pues en Toro, do naciste,
hallé, a s los bollos del hito,
un vino tinto bendito,
que en vuestra vida tal vistes.
En la ciudad de Zamora,
en la calle de Valvorraz,
¡Bendita nuestra Señora,
que tabernas hay asaz!
En Casaseca de las Chanas
y en Casaseca de Campián,
tanto de vino nos dan,
que cantamos más que ranas.
En Corrales y en Perdigón,
y en la Fuen del Carnero,
aunque lleve el pobre un cuero,
lo henchirá sin dilación;
en Venialbo y en la Fuente
Cantalapiedra y Cantalpino,
muy alegre está la gente
que cogieron mucho vino.
Villarino y La Ribera
y la villa de Fermosel,
mucho vino, en gran manera,
más suave que la miel…[]
Ya en el siglo XX, incluso en la famosa zarzuela El cantar del arriero, se puede escuchar la romanza:
El dueño de la venta, tráiganos vino;
del más rojo que tenga, del menos fino;
quiero vino de Toro, que goza fama,
de arder en nuestros pechos, como una llama.
Pues quien nos vea, junto a la jarra de vino rojo,
sabrá si en nuestros ojos, relampaguea, relampaguea.
El dueño de la venta, tráiganos vino;
del más rojo que tenga, del menos fino. ¡Ah!
Soy arriero, y por eso el vino tinto de Toro,
es el que quiero.
Quien quiera profundizar en el tema, en la biblioteca del Etnográfico puede consultar abundante bibliografía sobre el vino de Toro.
Aunque más que leer sobre el vino, lo mejor será probarlo ¿no?
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