viernes, 17 de diciembre de 2010

"Hecho en Zamora por Centenera"

por La Biblioteca del Archivo

En el colofón de una edición de "Vita Christi fecha por coplas" de Fray Íñigo de Mendoza, con fecha de 25 de enero de 1482, encontramos por primera vez un impresor en Zamora, cuyo nombre es Antón (o Antonio) de Centenera.

Su actividad se ha cerrado tradicionalmente en torno a 1492 o 1493, período del que conocemos un total de 17 ediciones, entre las cuales cabe señalar: "Regimiento de príncipes" de Gómez Manrique; "Proverbios" de Séneca; y "Los doce trabajos de Hércules", destacándose esta última por sus grabados. La última edición con data plena declarada es de 22 de mayo de 1490, que figura en el colofón del "Libro de los Evangelios, moralizados, desde Adviento hasta la Dominica de las Pasión" de Juan López. La industria impresora de la ciudad pronto se ve en dificultades y Centenera se dedica principalmente a la impresión de formularios, hasta el punto que su huella despaparce, si bien se cree que falleció ya entrado el Siglo XVI, pues al menos de entonces data el inventario de los bienes de su viuda (29 de diciembre de 1539).

Antón de Centenara está considerado el primer impresor de Zamora, y a la vez el más característicos de los impresores españoles, alejado de influencias extranjeras. El rasgo siempre destacado de su producción, compuesta en su práctica totalidad en castellano, es precisamente su "castellanismo" tanto en el material tipográfico como en el xilográfico.



En nuestra Biblioteca contamos con una reproducción facsímil de Los doce trabajos de Hércules. La edición príncipe de este célebre trabajo de Villena, sale de los talleres de Centenera el 15 de enero de 1483. La obra en cuestión fue primeramente redactada en catalán y traducida por el propio autor. De Villena nos ofrece una creación de carácter simbólico, utilizando la mitología para fijar preceptos morales. Sus grabados fueron realizados por un artista desconocido, utilizando el procedimiento del cribado o cribé sobre metal-quizás estaño-, cuando lo normal eran los grabados xilográficos, sobre madera.
                  

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