viernes, 8 de junio de 2012

Soñando con Kalandraka


Por la Biblioteca del Museo Etnográfico de Castilla y León

El pequeño conejo blanco. Ilustrado por Óscar Villán

Desde ayer y hasta el próximo 21 de julio podemos visitar en la Sala de Exposiciones de la Biblioteca Pública de Zamora la muestra titulada «Garbancito y otros cuentos». En ella el visitante podrá disfrutar de una selección de ilustraciones pertenecientes a diez títulos del catálogo de los Libros para Soñar de Kalandraka y de autores  de la talla de Óscar Villán o Federico Fernández -  ambos galardonados con el Premio Nacional de Ilustración -  así como de la originalidad de las ilustradoras Ana Míguez y Sofía Rodríguez,  que modelaron con plastilina los personajes del cuento ‘Los siete cabritillos’ o de los montajes fotográficos del valenciano Pablo Mestre, ilustrando una adaptación de ‘La ratita presumida’ mediante objetos de madera y pequeños instrumentos musicales que, en cierto modo, recuerda al universo fotográfico de Chema Madoz adaptado al mundo infantil.

La ratita presumida. Fotografía de Pablo Mestre

La muestra se completa con una serie de objetos simbólicos  asociados a los relatos seleccionados y con un rincón de lectura donde grandes y pequeños podemos disfrutar de una selección de títulos del catálogo de Kalandraka.

Seguramente habrá  algunos de vosotros que no conozcáis a esta fantástica editorial gallega especializada en Literatura Infantil, pero os aseguro que cuando por uno u otro motivo entra en vuestras vidas alguno de los títulos de Kalandraka, casi puedo garantizar que no será el último.

En mi caso, prácticamente todas las noches desde hace dos años, disfruto de la lectura reposada de “un kalandraka”, porque desde luego que no hay lectura más reposada  ni más placentera que contar un cuento a mi pequeña Ariadna y sonreír viendo como se esfuerza por mantener los ojillos abiertos,  atenta para no perderse nada del cuento y sentir como poco a poco, el sueño va ganando, va ganando, va ganando…

Gracias a la labor editorial de Kalandraka ahora sé a qué sabe la luna, me he hecho colega de Frederick, un ratoncillo de campo que recoge rayos de sol para los días fríos del invierno y puedo contaros todo lo que lleva Lola en sus bolsillos.

Es un auténtico placer sentir como los más pequeños disfrutan de este mundo imaginario de los cuentos y de las ilustraciones y ver cómo nunca se cansan de verlos y oírlos, una y otra vez…
Por eso, mi consejo es visitar esta exposición acompañados de niños y, si no se tienen, podéis pedirlos prestados  a algún amigo de confianza… Os aseguro que los padres no os dirán que no (sobre todo si no tienen abuelos a mano…);  pero ojo, sólo por un ratito pequeño ¿eh?

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