lunes, 28 de febrero de 2011

La leyenda del Lago de Sanabria

por la biblioteca del Instituto de Estudios Zamoranos


Hace muchísimo tiempo, en el lugar que hoy ocupa el Lago de Sanabria existía un pueblo llamado Valverde de Lucerna, rodeado de tierras fértiles y productivas, donde la gente era egoísta y de actitud poco solidaria y caritativa.
Hasta allí llegó una oscura y fría noche de San Juan un peregrino hambriento y cansado. Comenzó a llamar a todas las puertas solicitando cobijo, un poco de pan y un rincón junto al fuego donde poder descansar, pero los habitantes del pueblo iban negándole uno a uno la hospitalidad, temerosos de poner en peligro sus bienes.
Cansado, hambriento y aterido de frío decidió abandonar el pueblo, y a las afueras encontró una humilde casa habitada por una pobre familia de panaderos que le abrieron su casa ofreciéndole morada y pan recién cocido.
El peregrino les agradeció enormemente su gesto de hospitalidad y compasión y les confesó que no era ningún mendigo, sino Jesucristo, que había llegado hasta allí para comprobar la compasión de sus ricos habitantes. Tal había sido la decepción al comprobar el enorme egoísmo que habitaba en sus corazones que había decidido castigarles, para ejemplo de todos los que en el mundo tuvieran aquel pecado.
Tomando entonces su bastón peregrino, lo hincó en el suelo al tiempo que recitaba

                         Aquí clavo mi bordón
                         Aquí nazca un gallardón

Y advirtió a los miembros de la familia compasiva que huyeran, porque serían los únicos que se salvarían del desastre que se iba a producir.
Los panaderos huyeron con todas sus pertenencias y desde lo lejos pudieron divisar como surgía del fondo de la tierra un terrible torbellino de agua que hundió el pueblo de Valverde y convirtió el valle en el lago que hoy conocemos.
Días más tarde un vecino con ayuda de una pareja de bueyes, Redondo y Bragado, intentó sacar del fondo del lago las dos campanas de la iglesia, consiguió sacar una pero la otra permanece dentro de las aguas.
Dicen que el 24 de junio, día de San Juan, las personas que son caritativas y generosas, oyen el tañido de la campana que reposa en el fondo del Lago.




A los ojos de la ciencia el origen del Lago se remonta a miles de años atrás como consecuencia de una de las glaciaciones que afectó a este lugar. La lengua glaciar excavó la profunda sima donde hoy reposan las tranquilas aguas del lago, y así, a fuerza de tiempo, surgió éste.

Pero antes que la ciencia, los hombres inventaron las leyendas, esas narraciones de hechos fabulosos que al final, a fuerza de generaciones, terminan por parecer tan reales como la propia historia. Y algo así ha ocurrido con el origen legendario de este lago, en el que simbologías de distintas culturas se mezclaron con las imágenes del mundo rural sanabrés ofreciendo un sugerente resultado, mitad fábula, mitad tradición.

Esta entrada es el fruto de mi excursión a Sanabria del sábado, ya que haciendo caso a la recomendación de mi compañera del Museo Provincial hemos pasado una jornada de sábado estupenda por esta maravillosa comarca de Zamora.

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